Para leer

(ver http://www.pastoralsj.org )

Título:El hijo de Noé
Autor: Eric-Emmanuel Schmitt
Título: El hijo de Noé
Editorial: Anagrama
Año: 2005
Pags.:149

En el dolor de una guerra, de una separación familiar y del saberse dentro de una raza condenada, un niño cuenta su historia de relaciones, amistades, odios, hambre, sueños y reconciliación. Joseph, a sus siete años, vivirá una experiencia que marcará toda su vida y de la que aprenderá que no se trata de luchar en uno de los bandos, sino de conservar la memoria de los débiles, de los que más sufren.

Las relaciones que Eric-Emmanuel Schmitt elabora en sus escritos con una pluma ligera y limpia, inteligente y sutil, tierna y profunda, son relaciones excepcionales de seres excepcionales. Cuando además, como pasa en El hijo de Noé, es un niño el que reflexiona y se pregunta por el sufrimiento que está viviendo y la esperanza que brota del corazón de ese sufrimiento, se nos revuelven las entrañas. Es una narración, sin duda, para vacunarnos contra el fundamentalismo y la opresión. En medio del holocausto judío, nuestro protagonista encuentra una isla en la que puede sobrevivir y seguir desarrollándose como persona y como judío. Desde la tapia del hogar en el que se encuentra acogido observa al mundo que pasa ante él y que le hace palpitar. La guerra, los que tienen que abandonar su hogar, sus amigos de Villa Amarilla y el profundo deseo de ver aparecer a sus padres un día por la puerta son como las pulsaciones que marcan el ritmo de su vida entre los muros. Un último apunte: la galería de personajes secundarios no tiene desperdicio y son los matices que ellos aportan los que hacen esta narración más bella aún si cabe.

«-¿Qué podría hacer yo si los nazis os obligan a desnudaros para comprobar si estáis circuncidados?
Asentí con la cabeza, añadiendo una significativa mueca para dar a entender que compartía su preocupación. Corrí en busca de Rudy que interrogado por mí al respecto, se echó a reír.
– Me tomas el pelo ¿no sabes lo que es la circuncisión?
¡Así que, por si no me bastaba ser judío, estaba dotado, además, de una peculiaridad que ni siquiera sabía qué era!»

Título: Donde anidan los ángeles


Autor: Vicente Romero
Título: Donde anidan los ángeles
Editorial: Destino
Año: 2004
Pags.:322

El infierno no está en el subsuelo, con calderas y fuego y demonios con rabo y cuernos. El infierno está donde hay hambre, sida, se abusa sexualmente de los menores, se les obliga a matar… Y ahí están también los ángeles de que habla este libro: hombres y mujeres como cualquiera, pero que han sabido ponerse del lado de quienes están más rotos.

Vicente Romero es periodista, y ha sido corresponsal de tve en muchos de los lugares más conflictivos del mundo. Durante sus viajes y reportajes ha ido encontrando a personas que viven curando, acariciando, ayudando a otros a salir de los infiernos… Lo hacen desde su fe en Dios o en la humanidad; mayoritariamente son creyentes, aunque algunos de ellos se manifiestan como agnósticos. El mismo autor se manifiesta no creyente, pero reconoce su sorpresa ante el Dios que transmiten sus “ángeles”. Sus vidas están tan inextrincablemente unidas a las de las víctimas del mal que al tiempo que conocemos unas nos asomamos con impotencia a las otras… Este es un libro que invita casi a contemplar y a rezar a la luz de un mundo trastornado; un libro que provoca esperanza y desesperanza a partes iguales. Esperanza por la luz que aportan los testimonios de quienes encuentran el sentido de sus vidas en vivir para otros. Desesperación por las dimensiones de un mal que desborda. Una vez que se empieza no se puede dejar de leer.

“Aquí se termina esa idea de un Dios bondadoso, que protege a los buenos y castiga a los malos. Cuando se cometen tantas atrocidades, cuando se cortan manos y pies, cuando te enteras de lo que han pasado estos niños, te preguntas dónde coño está Dios para no enterarse de lo que está sucediendo. Entonces atraviesas momentos de crisis, hasta que acabas por negar a aquel Dios todopoderoso en el que te enseñaron a creer, y descubres a otro Dios más profundo que se perfila entre las miserias humanas. Un Dios que te traspasa la responsabilidad de hacer algo. Un Dios al que a veces cuesta mucho ver, pero que encuentras en situaciones concretas muy fuertes. Un Dios que se pringa y te dice que te pringues, porque tú eres quien tiene que pelear para que las cosas cambien en lugar de esperar que las cambie él. Un Jesús que te necesita para que le ayudes, que te pide cada vez más. Pero que también te da fuerzas”. (130)

 

Título: Dictamen sobre Dios


[José Antonio Marina] ¿Puede la ética erigirse en un tribunal que juzgue las religiones? Si los primeros códigos legales surgieron al amparo de las religiones...[...]